jueves, 27 de diciembre de 2007
Lo peor y lo mejor del canon digital
Ya se ha dicho todo: es claramente un contrasentido, además de que probablemente es anticonstitucional. Supone en cualquier caso una anomalía jurídica, y ni siquiera es una fórmula equitativa de remuneración a las sociedades de recolección de derechos de autor, además de ir trabajar en contra de la expansión de sociedad de la información.
Ya se ha hecho la mejor propuesta alternativa: cargar sobre el propio producto cultural la cantidad que se estime adecuada en concepto de derechos de copia privada. Es más racional, equitativo para el consumidor (sólo lo paga quien adquiere el bien cultural) y también para el autor (sólo ese autor percibe la cantidad en cuestión). Esta propuesta no sería indiscriminada, ni implicaría a la industria de tecnologías de la información, dado que ésta no tiene responsabilidad alguna sobre este asunto. Pensar que los distribuidores de CDs van a ser penalizados por el lucro que obtienen de la copia privada es un argumento especioso. El canon funciona en la práctica como si fuese un impuesto más que se pasa al consumidor final.
¿Qué es lo peor de este episodio del canon digital?
El dinero, no. Lo peor es lo que nos enseña sobre el valor de nuestra democracia. El PSOE, sirviendo al lobby de los autores, al que tiene terror por su capacidad de manipulación, trata de pasar página lo antes posible. Quiere dar tiempo a que se enfríe el enfado de los consumidores antes de los comicios. Lo peor de todo este asunto es darnos cuenta de que el peso de la razón parece no contar para nada en el cálculo político.
¿Qué es lo mejor?
El PP, olfateando la ganancia electoral, se apunta por oportunismo al carro. El PP no lo quitó cuando pudo, pero ahora cambia de opinión. El oportunismo de los partidos políticos en todo el mundo es algo con lo que hay que aprender a convivir. Corresponde a la sociedad hacer saber a los políticos lo que les conviene. Y todoscontraelcanon.es lo ha conseguido, dando un pasito más hacia una democracia articulada y madura, que buena falta le hace a España. Sería bueno que muchos de los firmantes de esta plataforma votasen al PP. Quizá eso mandase un mensaje a la clase política del coste electoral de ignorar a la gente. Si llega un mensaje así, eso sería lo mejor que habría traído el canon.
miércoles, 26 de diciembre de 2007
¿Es el aborto un crimen moral hacia el nonato?
Si no lo fuera, el debate sobre sus límites y circunstancias estaría fuera de lugar, y debería tratarse como una especialidad quirúrgica más.
Esta es pues la única pregunta relevante sobre el asunto, y es la que divide a los dos campos.
La pregunta es casi equivalente a si el nonato es un ser humano o no (si no lo es, no tiene derecho a la vida). Esta equivalencia no lo es para todos, porque algunos proponentes de la abolición de esta práctica sustentan su posición no sobre la humanidad del embrión, sino sobre la mera potencialidad del mismo de culminar su evolución hacia un ser humano. Otros en cambio, defienden la naturaleza humana del embrión desde el momento de la fecundación. Esta posición tiene a veces un origen religioso.
La diferencia emtre si el embrión es ya un ser humano o sólo lo es en potencia es de orden metafísico. Para aquellos que estén convencidos de lo primero, toda discusión acaba ahí. Los que adoptan la segunda opción tienen una posición más débil: la mera "potencialidad de ser" no otorga derecho alguno al nasciturus. Estos tendrían una posición más sólida si se apuntasen a la primera de las opciones.
Pues el "gran problema" es la determinación precisa del momento de la gestación en el que el feto se convierte en ser humano y su muerte provocada es un homicidio.
Tenemos varias opciones: La primera es el momento mismo de la fecundación. La segunda lo sitúa en un momento (aún por determinar) a partir de un cierto número de semanas y la tercera es el llamado criterio de viabilidad del feto.
Todas las opciones coinciden en que, a partir de un determinado estadio del desarrollo, el nonato tiene naturaleza humana. Nadie aboga por el aborto libre para los fetos de siete meses.
La primera opción (el momento de la fecundación) es la posición antiabortista y poco más puede decirse sobre ella, salvo que es clara en su planteamiento.
La segunda opción (algún momento pasadas las primeras semanas) da lugar a los proponentes de las leyes de plazos, que pretenden legalizar la práctica en las primeras doce o catorce semanas. El asunto del plazo es siempre difícil: dada la naturaleza esencialmente continua del desarrollo del feto, cualquier plazo es arbitrario. Estamos acostumbrados a que las leyes establezcan fronteras arbitrarias: la mayoría de edad, por ejemplo, hace que un solo día de diferencia pueda convertir un encuentro sexual legal en un delito. Cuando se trata de regular el aborto, la cosa es más seria, dado que se trata de la diferencia entre una opción personal de proyecto de vida y lo que sería esencialmente un homicidio. Los que apoyan esta opción parecen decir: "no sé a partir de cuándo esto es un bebé, pero ciertamente no cuando mide unos pocos milímetros y carece de sistema nervioso central". Los proponentes quieren "ir sobre seguro" y proponen plazos más bien breves.
La tercera opción (el criterio de viabilidad del feto) establece una frontera según un criterio supuestamente objetivo: la "viabilidad" del sujeto fuera del útero materno. Según este punto de vista, sólo tendríamos un ser humano cuando el alumbramiento diera lugar a un neonato viable. Esta posición también aboga por una ley de plazos, pero más amplios, por encima de las veinte semanas. El principal problema con esta opción es que convierte la definición de un ser humano en una cuestión dependiente de avances técnicos. El mismo nonato tiene o no derecho moral a nacer en función de los avances técnicos disponibles en el tiempo y el lugar en que se tome la decisión. Desde un punto de vista ético es muy difícil de argumentar.
En una sociedad teocrática, estas cosas las decide Dios. En una sociedad democrática, las decide la gente con sus votos a través de los mecanismos del Estado para hacer sus leyes. Y el voto de cada persona es libre.
Algunos votarán de acuerdo a su conciencia religiosa, como es natural. Si su religión dice que el nonato es persona desde la fecundación, el aborto es un crimen y su mejor arma para combatir ese crimen es hacer proselitismo y votar en consecuencia.
Agunas personas están adscritas a una de las grandes religiones que consideran el aborto un crimen hacia el neonato, pero a la hora de posicionarse en este asunto adoptan una posición ecléctica. Esto parece una inconsistencia, pues es muy diferente el asunto del aborto de, por ejemplo, el divorcio o el matrimonio homosexual. En estos últimos casos, la persona religiosa no incurre en inconsistencia si vota a favor de estas leyes, pues su voto únicamente afecta a la forma de vida de las personas no religiosas. La disposición a permitir a otros vivir de acuerdo a su conciencia es un rasgo de tolerancia por su parte. Sin embargo, en el caso del aborto, si la persona religiosa vota a favor de esas leyes está cooperando a una auténtica matanza de seres humanos y por coherencia haría bien en abjurar de su religión.
Aquellos que no tenemos el beneficio de la revelación divina, deberemos pensar por nosotros mismos sobre el asunto. Es improbable que la ciencia nos vaya a dar en el futuro buenas argumentaciones para trazar la línea de demarcación con claridad. Como dije al principio, el resto de las consideraciones socio-económicas, feministas, de evitación de males mayores, etc. son secundarias.
jueves, 20 de diciembre de 2007
Eliminemos las subvenciones al cine, aunque sea duro
Pero también es cierto que se dejarán de hacer muchos bodrios con la vista puesta en la subvención. Esta domestica al productor. El dinero regalado adormece su inventiva, al proporcionar una protección contra la competencia. ¿Que la industria del cine norteamericana emplea tácticas abusivas para imponer su producto? Denúnciese al tribunal de defensa de la competencia e impónganse cuantiosas multas. Esto tendría la ventaja de que se ingresa dinero a las arcas públicas, en vez de gastarlo.
El dinero de las subvenciones estaría mejor empleado en otras cosas. Yo votaría por transferirlo al Ministerio de Educación para mejorar un poco la educación pública. Mientras ésta tiene deficiencias tan importantes, no creo que deba gastarse un euro en la industria del cine.
Pero si se acepta la ayuda al cine, al menos otra consideración importante debe ser tenida en cuenta. De siempre, los cómicos han vivido modestamente. La idea de que los actores y otros profesionales del espectáculo deben cobrar cantidades importantes proviene de la industria del cine, porque es una industria que genera mucho dinero y puede permitírselo. Desde el momento en que la industria del cine español utiliza financiación pública, es inadmisible que un actor cobre más que un maestro.
Acabemos con la asignatura de religión en los colegios públicos
¿Qué tienen en común las drogas y el cinturón de seguridad?
El Estado debería limitarse a asegurarse de que los ciudadanos están bien informados.
Por supuesto, debe prohibirse conducir bajo la influencia de las drogas, o del alcohol, dado que se ha demostrado que es muy peligroso para el resto de los usuarios de la vía pública.
Algunos argumentan que el Estado impone estas pequeñas vulneraciones de la libertad individual, a cambio de la cobertura sanitaria universal y gratuita. Como liberal, no estoy de acuerdo: la libertad individual es un derecho de rango superior a la asistencia sanitaria. Además, la cosa es muy fácil. Basta con advertir a los ciudadanos que tendrán que pagar la asistencia sanitaria si ésta ha sido consecuencia de haberse sometido voluntariamente a estos riesgos innecesarios.
lunes, 26 de noviembre de 2007
La telebasura y los niños
sábado, 24 de noviembre de 2007
El Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales ¡Qué miedo!
Me imagino que es la herencia de una historia: los siglos del Santo Oficio, las décadas de la dictadura.
Atención al monstruo diseñado por el Ministerio de Industria: el "Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales": tendrá competencias para controlar, inspeccionar y sancionar a los operadores de radio y de televisión. Las faltas muy graves, como la vulneración del "pluralismo" y la "veracidad" de las informaciones acarrearán una multa de hasta un millón de euros y la posible revocación de la concesión". Sí, sí. El Ministerio de Industria, ahora que el tejido industrial español está desmantelado, matará moscas con el rabo: cosas tan controvertidas como la vulneración del pluralismo o la veracidad de las informaciones serán evaluadas, controladas, inspeccionadas y sancionadas por ese Consejo. Con esos poderes, el Consejo podría revocar todas las licencias de un determinado signo político en España en menos de una semana. Es el arma definitiva. ¡Qué miedo!
¡Ah, perdón! Me dicen que todos los países de la UE tienen ya este ipo de organismos. Bueno, ya me quedo más tranquilo.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/expertos/exigen/organo/regule/television/elpepusoc/20071124elpepisoc_4/Tes
viernes, 23 de noviembre de 2007
¿por qué no hay datos de la nacionalidad de los agresores?
Bien pudiera ser que el 90% de las extranjeras asesinadas lo hubieran sido a manos de su novio o marido... español. Pero ¿saben qué? no me lo creo. La falta de datos es irritante, porque apunta a una ocultación de información para no dar munición a la xenofobia. Eso es una manipulación humillante para todos nosotros.
jueves, 22 de noviembre de 2007
Los extranjeros maltratan más a sus mujeres que los españoles
La posibilidad de que esto sea casual es cero. Así pues, el aumento de la inmigración lleva consigo un aumento del maltrato doméstico en España. La frase es cierta, aunque únicamente refleja el hecho de Perogrullo de que el aumento de los maltratos en España se produce porque los maltratadores y las maltratadas están aquí, en lugar de estar en su país. Pero es una frase cierta, que pocos políticos se atreverían a pronunciar.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
La industria de hacer copias
El libro impreso supuso una revolución cultural aún mayor que la internet de ahora. Con ella, la publicación de libros se convirtió en una actividad económica viable y surgió la necesidad de evitar la copia no autorizada. El Estatuto de Ana (1.710) , en Inglaterra, fue la primera legislación de copyright como tal que reconocía al autor un monopolio de reproducción (que expiraba a los 14 años).
Como tantas veces, un avance tecnológico cambia las reglas del juego: un bien cultural se convierte en un bien económico y pasa a ser protegido por una ley.
En el siglo XX surgieron otras formas de creación susceptibles de copia: la música grabada y el cinematógrafo fueron las más importantes. Las leyes de copyright se extendieron a ellas.
Al ser extendidas a otras formas de propiedad intelectual, las leyes de copyright, que se limitaban a regular el derecho de realizar copias de una obra, fueron modificadas para regular los derechos de uso de una obra. Poner un disco en un bar (sin la oportuna autorización) pasó a ser una infracción del copyright, aunque el dueño del bar no había realizado copia alguna: sencillamente deseaba amenizar su local con un poco de música. La mera exhibición de una obra, según las circunstancias, puede violar un derecho del autor, porque adquirir un disco significa obtener unos ciertos derechos de uso, pero no otros (un cuadro o una fotografía, en cambio, sí pueden ser colgadas de la pared del bar sin infringir el copyright). Poner música atrae gente al local y aumenta el negocio. A mayor escala, una cadena de televisión en abierto tiene que pagar derechos de emisión de una película al propietario del copyright: las buenas películas aumentan el share y por tanto los ingresos por publicidad.
Como se puede ver, los derechos de uso se van ajustando para impedir que alguien obtenga un beneficio económico de la obra adquirida sin hacer partícipe al autor original.
El problema surge cuando la obra se difunde sin que nadie obtenga un beneficio económico de dicha difusión. No estamos hablando ahora de que alguien se enriquezca a costa del autor, sino que desaprezca el negocio mismo de la venta de copias de una obra (negocio éste que no existía antes de Gutenberg), como efecto de una difusión masiva a coste cuasi nulo.
Hasta hace muy poco, tal problema no se planteaba siquiera. Cierto es que los negocios de la música grabada y la cinematografía se encontraron con algunos tropiezos tecnológicos en los años 70 y 80, respectivamente. La música se topó con la cassette de audio, introducida en 1964 y que pasó a tener una calidad aceptable cuando se introdujo el sistema Dolby en los años 70. Los adolescentes grababan sus canciones favoritas de las emisiones de radio, y se pasaban las cassettes entre sí. La transferencia era persona a persona, y con pérdida de calidad en cada copia. La industria musical apenas se enteró. Las películas se tropezaron en los 80 con el vídeo doméstico. Para la industria cinematográfica, acostumbrada a que sus ingresos vinieran principalmente de la taquilla,y que consideraba los derechos de emisión en las televisiones como un ingreso adicional, el alquiler de películas de video resultó un negocio inesperado que revalorizó sus archivos y prolongó la vida útil de los estrenos. Aunque la gente grababa las películas de la tele, se realizaban pocas copias de un videocassette a otro. Nada grave. En resumen, la industria cinematográfica le sacó buen partido al VHS.
La tecnología actual ha hecho insignificante el coste de la copia de música y películas y en cuanto a la difusión, la ha dotado de una rapidez viral.
Esto supondrá indefectiblemente (está ya suponiendo) la muerte de la industria musical (más concretamente, el negocio de la música grabada). La industria cinematofráfica se beneficia en cambio de las nuevas formas de difusión (en última instancia, siempre puede volver a su viejo modelo de negocio de explotación en los cines, renunciando al negocio del DVD y dejando a las redes P2P huérfanas de copias de calidad, intercambiando infames screeners).
En cuanto a la industria editorial, su hora está cerca. Las grandes enciclopedias familiares y muchas otras obras de consulta ya han muerto (pero no por la fotocopiadora, como arguyen patéticamente las codiciosas sociedades de derechos de autor), sino por la internet. La edición impresa de obras de literatura y ensayo caerán también como negocio en cuanto la tecnología ofrezca una forma cómoda de leer en una pantalla, cosa que aún no ha sucedido. En ese momento, una obra se convertirá en un fichero informático que se intercambiará en la red. El negocio que nació gracias a un avance tecnológico de la mano de Gutenberg habrá cumplido su ciclo y morirá a manos de otros avances tecnológicos. Así son las cosas.
En cuanto a las bibliotecas públicas, nunca hicieron mucho daño a los autores, de forma que, curiosamente, los autores no cobran un duro cada vez que alguien toma prestado un libro. En unos años, asistiremos a la contradicción de que los libros físicos se podrán obtener prestados gratuitamente en las bibliotecas, pero su intercambio en las redes P2P estará demonizado.
Por supuesto que esto no significará la muerte de la música o la literatura, como quieren que creamos sus respectivas industrias (cuyo modelo de negocio está basado en la venta masiva de copias de las obras). La música y la literatura se han venido practicando desde tiempos pretéritos, por una necesidad básica de los hombres, mucho antes de que estas efímeras industrias vieran la luz, y seguirán perviviendo cuando éstas hayan muerto.
martes, 20 de noviembre de 2007
Bibliotecas públicas y Redes P2P
Imaginen la polvareda que se levantaría si las bibliotecas prestasen, además, los últimos estrenos cinematográficos tan pronto salieran a la venta en DVD.
¿Por qué esa diferencia?
¿Por qué sí a la biblioteca pública y no a las redes P2P?
¿Por qué unas difunden la cultura mientras otras la "piratean"?
La solución, mañana.