jueves, 26 de febrero de 2009
La pena de muerte, un dilema moral en estado puro
miércoles, 25 de febrero de 2009
Que se pudran en la cárcel
lunes, 16 de febrero de 2009
Lloremos por los muertos, pero que sigan muriendo
El noticiario abría con una lamentación que parecía tan sincera por parte del redactor que cuesta trabajo darse cuenta de hasta qué punto es hipócrita: algo así como que "la fuerza del mar y las mafias" los habían condenado.
Ni una ni las otras son más que circunstancias. Las mafias son meramente personas que cobran a los inmigrantes por hacer un viaje muy peligroso. Los inmigrantes pagan su pasaje a sabiendas del riesgo que corren. Pero tienen poca elección: huyen de la guerra y del hambre.
Somos los europeos los que hacemos que su viaje sea difícil: podrían venir en ferry desde Ceuta.
Esas veinticuatro personas, como miles antes que ellas, mueren porque nosotros se lo ponemos difícil. Y lo hacemos porque, de lo contrario, nos inundarían por millones y se colapsaría nuestra sociedad del bienestar. Lo sabemos y preferimos llorarlos, pero que sigan muriendo.
martes, 3 de febrero de 2009
Derechos humanos y otros derechos
Distinto asunto es si pretendemos hablar de los derechos de otras entidades abstractas: pueblos, naciones, familias, instituciones, ciudades, países, empresas... En el plano ético, estas entidades abstractas no son titulares de derechos. No me refiero, por descontado, a los derechos humanos de las personas que las componen, sino a derechos de otra índole, de la entidad per se.
Las cosas son distintas en el plano jurídico. En un ordenamiento jurídico concreto, las personas pueden ser físicas y jurídicas (una empresa, por ejemplo) y ambas clases son desde luego titulares de derechos. Una empresa tiene derechos y deberes, así como un trabajador. Pero, a pesar de que la palabra ("derecho") es la misma que se utliza en el plano ético, su sentido es muy distinto en el ordenamiento jurídico. Cuando decimos que una empresa tiene derecho a despedir a un trabajador pagando una indemnización, estamos meramente expresando el contenido de una ley en un ordenamiento jurídico dado, no haciendo ninguna valoración ética.
Los derechos jurídicos de una mujer en Arabia Saudí son distintos de los que tiene en España. Sin embargo, los derechos son iguales en el plano ético, que no depende de las leyes.
Si mantenemos ambos planos nítidamente separados, encontramos un problema insalvable en la interpretación de la frase "el derecho de los pueblos a la autodeterminación". No admite una interpretación en el plano ético, puesto que la autodeterminación no es un derecho humano. Tampoco existe un ordenamiento jurídico en el mundo actual en el que la entidad "pueblos" sea una persona jurídica titular de derechos. El único ordenamiento jurídico que se le aproxima sería el derecho internacional, pero éste sólo reconoce los estados soberanos.
Los estados soberanos no son una entidad de destino en lo universal, como decía Franco de España. No los ha creado Dios. Los territorios que los componen son el resultado de guerras, invasiones y demás vicisitudes históricas. Cambian con la historia, pocas veces de forma no traumática. Cuando se produce una de estas vicisitudes (por ejemplo, un estado se anexiona un territorio que no era suyo, o un territorio se declara independiente), la comunidad internacional clama. A veces se desencadena una guerra. A veces ciertos estados toman partido. Finalmente, pasa el tiempo y llega la calma. Si ha dado lugar al nacimiento de un nuevo estado, éste acaba por ser reconocido por la mayoría de los otros estados. Es un hecho consumado, y nada tiene que ver con que los estados estén más o menos conformes con la nueva situación. El tiempo para que se restablezca la calma puede ser muy largo. Pero siempre llega al final.
En la ONU los estados son tratados como "personas jurídicas" indivisibles y sempiternas, y se les dan derechos de voto o de veto. El Derecho Internacional no va más allá.
Por su lado, el tribunal internacional de derechos humanos tampoco se preocupa de los derechos de entidades abstractas, sino sólo de los derechos de las personas.
¡Vaya! ¿Significa esto que el pueblo vasco (por ejemplo) no tiene el derecho moral a la autodeterminación? Pues sí, eso es lo que significa. ¿Significa que no sería deseable que el pueblo vasco se constituyera como un estado soberano? No, no significa eso. Algunos vascos pueden desearlo, y otros puede que no. Pero no puede argüirse como un derecho legal en ningún ordenamiento jurídico ni tampoco como derecho en el plano ético.
domingo, 1 de febrero de 2009
La única salida posible al conflicto palestino
Mientras sigan con la absurda idea de destruir el estado de Israel y continúen disparando esos patéticos cohetes desde la franja de Gaza, no van a conseguir más adhesiones internacionales. El objetivo realista es la creación de un estado palestino en los territorios ocupados por Israel en la guerra de los seis días. Para conseguirlo, dado que la opción militar (terrorista, guerrillera, como se desee llamar) no les lleva a ningún sitio, sólo la opción de la presión diplomática internacional puede dar frutos.
Hamás cree que molestando a Israel (pues poco más pueden hacer), su enemigo se verá forzado a provocar un derramamiento de sangre entre los palestinos. Después, podrán utilizar sus propios muertos como arma para incendiar el ánimo entre el mundo árabe y despertar la sensibilidad de la opinión pública occidental ante las masacres. No puede haber otro objetivo, puesto que el declarado (la eliminación de Israel) no es racional.
Pero la estrategia tiene un defecto básico: es demasiado obvia. Si Israel muestra un poco de sangre fría y espera las provocaciones de Hamás, la estrategia queda al descubierto. La única forma de apoyar a Hamás es justificar de algún modo que Hamás "tiene derecho" a lanzar ofensivas, pero Israel no tiene derecho a contraatacar. Esto equivale a tratarlos como "menores de edad": lo hacen porque están desesperados. Puede que eso le valga a una parte de la opinión pública, pero ciertamente no a mí.
En los análisis sobre el conflicto palestino, suele suceder que uno tiene una posición previa y luego es más o menos hábil buscando argumentos que la apoyen. No es mi caso. Lo que he expuesto es independiente de cuál de los lados en este conflicto tenga razón.
Hasta este punto me he abstenido cuidadosamente de juzgar lo que es justo. Otro día diré lo que creo que es justo.