miércoles, 28 de octubre de 2009

La prostitución debiera ser legal

Si una mujer puede hacer lo que desee con su cuerpo (abortar, por ejemplo) ¿por qué no ha de poder ejercer la prostitución si lo decide así?
De la misma forma en que el Estado debe proteger a los ciudadanos prohibiéndoles que lleguen a "acuerdos libres" con sus empleadores para trabajar en condiciones inhumanas o por un salario inferior al mínimo (porque se asume que eso puede dar lugar, en determinados casos, a una relación equiparable a la de la esclavitud), de igual forma debe proteger a las personas que se vean forzadas a practicar la prostitución (o, en realidad, cualquier otra actividad) por coacción o secuestro.
Pero es una realidad que la prostitución puede ser ejercida libremente. No es ciertamente una opción agradable para la mayoría de las mujeres, pero eso puede tener sus raíces en la educación. Existen mujeres que están satisfechas con su decisión de ejercerla. La idea de que toda mujer que se dedica a la prostitución lo hace por desesperación lleva implícita la convicción de que es una actividad que por fuerza ha de repugnarles. Pero pocas veces se les pregunta. Y cuando lo hacen, si contestan que la practican libremente, inmediatamente se sospecha que su situación es tan mala que se ven forzadas a dar esa respuesta.
Posiblemente la moral judeo-cristiana está en la base de esta convicción tan arraigada. Actualmente, la dificultad de invocar la moral cristiana o las buenas costumbres por parte de sectores de la izquierda, hace que se sustituya por el concepto de dignidad: la prostitución sería entonces un trabajo indigno. No es muy distinto invocar la Ley de Dios que invocar el Principio de Dignidad Humana. En ambos casos, los valores y creencias de la mayoría han sido impuestos a todos.
Respecto a los peligros de la profesión, existen, pero son todos derivados de su condición de actividad ilegal. En un alarde sofista, se invocan precisamente esos peligros para defender que lo siga siendo.