lunes, 26 de noviembre de 2007

La telebasura y los niños

Lo mejor que puede hacerse desde el ámbito público es que RTVE utilice una de las frecuencias de la TDT (que sobran a montones) para emitir un canal en abierto con contenidos aptos para todos los públicos. La cuestión no es que todos los canales deban emitir contenidos inocuos, sino que los padres tengan la posibilidad de seleccionar al menos un canal adecuado para sus hijos. Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que los padres deben ser responsables de la educación de sus hijos y eso incluye dejarles ver unas cosas u otras en la tele.

sábado, 24 de noviembre de 2007

El Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales ¡Qué miedo!

Da rabia tener que admitir que España responde al tópico que de ella tienen los europeos. Este es un país intolerante con las opiniones "desviadas", y al que no le preocupa mucho que se coarte la libertad de expresión. La tentación de la censura siempre está a flor de piel.
Me imagino que es la herencia de una historia: los siglos del Santo Oficio, las décadas de la dictadura.
Atención al monstruo diseñado por el Ministerio de Industria: el "Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales": tendrá competencias para controlar, inspeccionar y sancionar a los operadores de radio y de televisión. Las faltas muy graves, como la vulneración del "pluralismo" y la "veracidad" de las informaciones acarrearán una multa de hasta un millón de euros y la posible revocación de la concesión". Sí, sí. El Ministerio de Industria, ahora que el tejido industrial español está desmantelado, matará moscas con el rabo: cosas tan controvertidas como la vulneración del pluralismo o la veracidad de las informaciones serán evaluadas, controladas, inspeccionadas y sancionadas por ese Consejo. Con esos poderes, el Consejo podría revocar todas las licencias de un determinado signo político en España en menos de una semana. Es el arma definitiva. ¡Qué miedo!
¡Ah, perdón! Me dicen que todos los países de la UE tienen ya este ipo de organismos. Bueno, ya me quedo más tranquilo.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/expertos/exigen/organo/regule/television/elpepusoc/20071124elpepisoc_4/Tes

viernes, 23 de noviembre de 2007

¿por qué no hay datos de la nacionalidad de los agresores?

Debe ser para que no podamos ligar inmigración con criminalidad. Amnistía Internacional nos dice que la tasa de homicidios por sus parejas es seis veces más alta entre las extranjeras. Mi post anterior decía cinco. Aún me quedé corto. Pero yo daba un salto (sin datos) al suponer que en su gran mayoría, las parejas de las extranjeras eran mayoritariamente extranjeros también. Pero eso no lo puedo asegurar porque... ¡no hay datos!
Bien pudiera ser que el 90% de las extranjeras asesinadas lo hubieran sido a manos de su novio o marido... español. Pero ¿saben qué? no me lo creo. La falta de datos es irritante, porque apunta a una ocultación de información para no dar munición a la xenofobia. Eso es una manipulación humillante para todos nosotros.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Los extranjeros maltratan más a sus mujeres que los españoles

Así de claro, y por un amplísimo margen. El número de mujeres muertas a manos de sus parejas masculinas en lo que va de año es de 69. De éstas, 27 son extranjeras. Casi un 40%. Los extranjeros en España son unos tres millones de una población total de unos cuarenta. Como un 7%. Eso significa que la tasa de homicidios en esta categoría es al menos 5 veces mayor para los extranjeros que para los españoles. Cinco veces.
La posibilidad de que esto sea casual es cero. Así pues, el aumento de la inmigración lleva consigo un aumento del maltrato doméstico en España. La frase es cierta, aunque únicamente refleja el hecho de Perogrullo de que el aumento de los maltratos en España se produce porque los maltratadores y las maltratadas están aquí, en lugar de estar en su país. Pero es una frase cierta, que pocos políticos se atreverían a pronunciar.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

La industria de hacer copias

Antes de la imprenta, el concepto mismo de autoría no era muy importante. El autor de muchos libros anteriores a la imprenta se perdía irremisiblemente.

El libro impreso supuso una revolución cultural aún mayor que la internet de ahora. Con ella, la publicación de libros se convirtió en una actividad económica viable y surgió la necesidad de evitar la copia no autorizada. El Estatuto de Ana (1.710) , en Inglaterra, fue la primera legislación de copyright como tal que reconocía al autor un monopolio de reproducción (que expiraba a los 14 años).

Como tantas veces, un avance tecnológico cambia las reglas del juego: un bien cultural se convierte en un bien económico y pasa a ser protegido por una ley.

En el siglo XX surgieron otras formas de creación susceptibles de copia: la música grabada y el cinematógrafo fueron las más importantes. Las leyes de copyright se extendieron a ellas.


Al ser extendidas a otras formas de propiedad intelectual, las leyes de copyright, que se limitaban a regular el derecho de realizar copias de una obra, fueron modificadas para regular los derechos de uso de una obra. Poner un disco en un bar (sin la oportuna autorización) pasó a ser una infracción del copyright, aunque el dueño del bar no había realizado copia alguna: sencillamente deseaba amenizar su local con un poco de música. La mera exhibición de una obra, según las circunstancias, puede violar un derecho del autor, porque adquirir un disco significa obtener unos ciertos derechos de uso, pero no otros (un cuadro o una fotografía, en cambio, sí pueden ser colgadas de la pared del bar sin infringir el copyright). Poner música atrae gente al local y aumenta el negocio. A mayor escala, una cadena de televisión en abierto tiene que pagar derechos de emisión de una película al propietario del copyright: las buenas películas aumentan el share y por tanto los ingresos por publicidad.

Como se puede ver, los derechos de uso se van ajustando para impedir que alguien obtenga un beneficio económico de la obra adquirida sin hacer partícipe al autor original.

El problema surge cuando la obra se difunde sin que nadie obtenga un beneficio económico de dicha difusión. No estamos hablando ahora de que alguien se enriquezca a costa del autor, sino que desaprezca el negocio mismo de la venta de copias de una obra (negocio éste que no existía antes de Gutenberg), como efecto de una difusión masiva a coste cuasi nulo.

Hasta hace muy poco, tal problema no se planteaba siquiera. Cierto es que los negocios de la música grabada y la cinematografía se encontraron con algunos tropiezos tecnológicos en los años 70 y 80, respectivamente. La música se topó con la cassette de audio, introducida en 1964 y que pasó a tener una calidad aceptable cuando se introdujo el sistema Dolby en los años 70. Los adolescentes grababan sus canciones favoritas de las emisiones de radio, y se pasaban las cassettes entre sí. La transferencia era persona a persona, y con pérdida de calidad en cada copia. La industria musical apenas se enteró. Las películas se tropezaron en los 80 con el vídeo doméstico. Para la industria cinematográfica, acostumbrada a que sus ingresos vinieran principalmente de la taquilla,y que consideraba los derechos de emisión en las televisiones como un ingreso adicional, el alquiler de películas de video resultó un negocio inesperado que revalorizó sus archivos y prolongó la vida útil de los estrenos. Aunque la gente grababa las películas de la tele, se realizaban pocas copias de un videocassette a otro. Nada grave. En resumen, la industria cinematográfica le sacó buen partido al VHS.

La tecnología actual ha hecho insignificante el coste de la copia de música y películas y en cuanto a la difusión, la ha dotado de una rapidez viral.
Esto supondrá indefectiblemente (está ya suponiendo) la muerte de la industria musical (más concretamente, el negocio de la música grabada). La industria cinematofráfica se beneficia en cambio de las nuevas formas de difusión (en última instancia, siempre puede volver a su viejo modelo de negocio de explotación en los cines, renunciando al negocio del DVD y dejando a las redes P2P huérfanas de copias de calidad, intercambiando infames screeners).

En cuanto a la industria editorial, su hora está cerca. Las grandes enciclopedias familiares y muchas otras obras de consulta ya han muerto (pero no por la fotocopiadora, como arguyen patéticamente las codiciosas sociedades de derechos de autor), sino por la internet. La edición impresa de obras de literatura y ensayo caerán también como negocio en cuanto la tecnología ofrezca una forma cómoda de leer en una pantalla, cosa que aún no ha sucedido. En ese momento, una obra se convertirá en un fichero informático que se intercambiará en la red. El negocio que nació gracias a un avance tecnológico de la mano de Gutenberg habrá cumplido su ciclo y morirá a manos de otros avances tecnológicos. Así son las cosas.

En cuanto a las bibliotecas públicas, nunca hicieron mucho daño a los autores, de forma que, curiosamente, los autores no cobran un duro cada vez que alguien toma prestado un libro. En unos años, asistiremos a la contradicción de que los libros físicos se podrán obtener prestados gratuitamente en las bibliotecas, pero su intercambio en las redes P2P estará demonizado.

Por supuesto que esto no significará la muerte de la música o la literatura, como quieren que creamos sus respectivas industrias (cuyo modelo de negocio está basado en la venta masiva de copias de las obras). La música y la literatura se han venido practicando desde tiempos pretéritos, por una necesidad básica de los hombres, mucho antes de que estas efímeras industrias vieran la luz, y seguirán perviviendo cuando éstas hayan muerto.

martes, 20 de noviembre de 2007

Bibliotecas públicas y Redes P2P

Las bibliotecas públicas prestan a la gente libros para que puedan leerlos sin gastar dinero. Que yo sepa, los autores de los libros no reciben derechos de autor cada vez que se produce un préstamo de su obra. Pese a todo, las bibliotecas públicas no sólo están toleradas, sino subvencionadas con los impuestos. Difunden la cultura, haciéndola accesible a los más pobres (pero en realidadno se excluye a nadie por su renta).
Imaginen la polvareda que se levantaría si las bibliotecas prestasen, además, los últimos estrenos cinematográficos tan pronto salieran a la venta en DVD.
¿Por qué esa diferencia?
¿Por qué sí a la biblioteca pública y no a las redes P2P?
¿Por qué unas difunden la cultura mientras otras la "piratean"?
La solución, mañana.