viernes, 30 de noviembre de 2012

Cómo se financian los hospitales públicos en Inglaterra

En un post anterior comparaba el modelo que quiere implantar el PP de Madrid (y Valencia) con el modelo canadiense.
Hoy compararé el modelo actual en la mayor parte de España con el modelo que originó los servicios de salud universales en el mundo: el National Health Service inglés.
Ambos modelos se financian mediante impuestos y prestan los servicios gratuitamente a los ciudadanos residentes legalmente en el país.
A diferencia de España, la atención primaria en Inglaterra la prestan grupos privados de médicos de familia (GP Practices) que tienen un contrato en exclusiva con el NHS. Por tanto son libres de gestionarse como crean conveniente, fijar sus remuneraciones y negociar con sus proveedores.
Los hospitales son organismos públicos, al igual que en España. Los médicos son por tanto empleados del Estado.
La gran diferencia es cómo se financian estos hospitales. En Inglaterra son conscientes de que es necesario implementar mecanismos que incentiven la eficiencia sin reducir la calidad asistencial. Es especialmente difícil para una empresa pública introducir eficiencia por sí misma.
La forma en que lo hacen es la siguiente: el NHS no financia directamente los hospitales. Los servicios hospitalarios son comprados por la atención primaria (los llamados Primary Care Trusts). Estos PCTs son responsables de evaluar las necesidades de salud de su región y contratar los servicios con los hospitales. El precio de cada servicio está en la mayoría de las ocasiones tasado en unas tarifas nacionales, aunque para algunos servicios los precios son negociados localmente. Estos servicios están catalogados con un código llamado HRG, y es similar al que se utiliza en otros países, donde se conocen como DRG. Hay unos 1400 códigos distintos, y cada uno captura la complejidad del servicio que se presta.
Los hospitales cobran por lo que hacen, pero el precio no depende de cuántos días permanezca hospitalizado un paciente o de cuántas pruebas se le hagan. Si un hospital es más eficiente que los demás "ganará" dinero. El hospital invierte este dinero en mejorar sus instalaciones o su equipamiento, o en contratar más personal. Los hospitales que "pierdan" dinero deberán recortar o ser más eficientes. Y, sí, en un caso extremo tendrán que cerrar.
Los hospitales son penalizados o premiados en función de su calidad. Existen bonos por seguir buenas prácticas y penalizaciones por cosas como reingresos (es decir, cuando un hospital se ve obligado a reingresar a un paciente al poco de darle de alta, lo que es indicativo de falta de calidad).
Existe un complejo ejercicio anual que todos los hospitales deben hacer en la que informan de sus costes para cada HRG. De esta forma, el NHS puede comparar la eficiencia de distintos hospitales y fijar las tarifas nacionales para el siguiente año. En general, los mejores hospitales tienen costes más bajos y van tirando hacia abajo progresivamente la tarifa nacional.
El NHS lleva años puliendo y perfeccionando el sistema. Es un sistema complejo y que requiere de mucha información. Pero es que la atención sanitaria es inherentemente compleja.
La introducción de las tarifas nacionales (que es relativamente reciente) está haciendo que la negociación entre los compradores (los PCT's) y los proveedores (los hospitales) se desplace de negociar precios a la baja a otros parámetros, como la calidad y la pronta atención.
En comparación con este sistema, los hospitales públicos en España carecen de incentivo para tomar las decisiones, a veces difíciles, que llevan a una mayor eficiencia. Los hospitales son directamente financiados por las Consejerías de Salud, basados en presupuestos anuales que se revisan indiscriminadamente a la baja., sin tener en cuenta si el hospital en cuestión está haciéndolo mejor o peor.
La sanidad en Inglaterra sale más cara que en España. Pero es principalmente debido a que el personal sanitario en Inglaterra está mejor pagado, no a que los hospitales públicos españoles sean modelos de eficiencia. Ciertamente no lo son.
El modelo inglés puede señalar un camino para gestionar mejor y  más profesionalmente los hospitales públicos sin necesidad de que sean entregados a empresas privadas.

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